“Tatuar la fruta”, la solución al impacto negativo de las pegatinas de plástico

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Es habitual, cuando echamos un vistazo en la frutería, encontrar pequeñas pegatinas que nos advierten del lugar de procedencia o de la variedad de manzana o pera que estamos a punto de comprar . Pero a pesar de su pequeño tamaño, éstas comportan un grave daño para el medio ambiente, ya que no son biodegradables y su producción supone un gasto considerable de recursos poco sostenibles. Tatuar la fruta la solución al impacto negativo de las pegatinas de plástico

Aunque están reguladas como un aditivo alimentario indirecto, deben pasar ciertas pruebas para demostrar que no son peligrosas si se consumen accidentalmente. No obstante, en los últimos años el etiquetado láser ha surgido como alternativa para reducir la producción de plástico y las emisiones de CO2.

Las pegatinas tienen que pasar ciertas pruebas para demostrar que no son peligrosas si se consumen accidentalmente

Según la legislación europea, cada pieza de fruta o verdura debe ofrecer información sobre su origen y las etapas de producción. Sin embargo, aunque la preocupación primordial para la cadena agroalimentaria es eliminar o reducir al máximo los residuos, el etiquetado obligatorio normalmente se realiza con pegatinas o bolsas de plástico.

Este etiquetado, hecho mayormente de vinilo y plástico, era frecuente en todo tipo de frutas, tanto las ecológicas como las convencionales. Así pues, la tranquilidad y paz con el medio ambiente que de los productores de fruta ecológica se disipaba.

No obstante, muchos de ellos ya han encontrado su particular solución: el etiquetado digital con láser, llamado “marca natural”, una especie de Tatuar la fruta ya que la técnica elimina el pigmento de la piel del producto con una fuerte luz. La marca es invisible una vez que se quita la piel y no afecta a la vida útil ni a la calidad de la ingesta.

El proyecto fue iniciado por Laser Food, una empresa de Alzira (Valencia), que fabrica las máquinas láser para después venderlas a las marcas productoras de fruta. Empezó a finales de 2016 con una prueba piloto en Suecia. Los resultados fueron fantásticos y consiguieron ampliar su carta de clientes por toda la Unión Europea.

Muchos productores de fruta ecológica han encontrado en el etiquetado digital con láser una solución para reducir el impacto medioambiental

Stephane Merit, responsable de desarrollo internacional de Laser Food, asegura que en 2017 el uso de esta tecnología se asentó y ha permitido aumentar el interés mundial, señalando el mercado chino y australiano. “Los países con una alta producción de fruta y verdura tienen mucho interés en el uso del láser”.

No obstante, a pesar de ser un proyecto tan interesante, al principio la gente era bastante reticente. “Era novedoso y no lo entendían, ya que estaban acostumbrados a las etiquetas. Para el público nuestro invento no hacía falta”. Sin embargo, fue el propio mercado y sus consumidores –apunta– los que se dieron finalmente cuenta de lo necesario que era. No se trata de Tatuar la fruta sino hacer que la piel de la fruta reaccione igual que lo hace al sol. 

“Cuando la gente supo que una fruta marcada por láser implicaba una etiqueta o un envase de plástico menos y, por tanto, una reducción de las emisiones de CO2, nuestro proyecto experimentó un boom”, señala Merit.

Este boom se ha producido, sobre todo, en el mercado de las frutas ecológicas. “La ley europea exige que las frutas convencionales y ecológicas se diferencien”, dice Merit. Por este motivo, muchas empresas solicitaron máquinas láser para marcar su fruta y así además ser coherente con su ideario de sostenibilidad.

El año pasado este tipo de etiquetado experimentó un auge a causa de la adhesión de empresas ecológicas

De hecho, el paso de algunos productores hacía que otros parecieran menos ecológicos. “Algunas empresas ecológicas se vieron obligadas a recurrir al método láser por exigencia de los propios clientes”, apunta Merit.

Peter Hagg, gerente de la cadena ICA –una de las primeras marcas en usar la tecnología de Laser Food–, aseguró que, aplicando este sistema de etiquetado en todos los aguacates que se producen en un año, “se ahorran 200 kilómetros de plástico de 30 centímetros de ancho”.

Además de este ahorro, Merit señala que tan solo cuesta 50 céntimos marcar mil piezas de frutas, aunque reconoce que algunas empresas les cuesta hacer frente la inversión inicial. “Imagina el ahorro total que puede comportar el uso de este método”, aunque reconoce que no es una solución absoluta, pero es un gran paso para reducir el impacto medioambiental.

No obstante, el láser tiene otro “enemigo”: los envases. “Si la fruta ya tiene una piel que la recubre y sirve de embalaje, ¿qué función tiene una bolsa de plástico?”, se pregunta Merit. Así pues, el etiquetado láser quiere mostrarse como una alternativa viable y hacer frente al negativo impacto medioambiental.

 

CARLOS PÉREZ GARCÍA 30/03/2018